A veces me pregunto cómo debe ser la pose
oportuna de mi selfie favorito, olvido sacar la lengua o simplemente sonreír.
A menudo olvido quererme a mí mismo y cuando
lo hago olvido querer sin más y me despierto de tal barbarie y me pregunto: ¿De
dónde vengo? Ya no es un ¿Dónde voy?
En otras ocasiones comienzo a escribir y
pierdo el hilo de mi conversación o monologo como cada uno lo quiera tomar y es
que después de tanto tiempo tengo miedo de que mis dedos, no sepan moverse por las teclas como antes tanto hacían, y si
te digo la verdad, la culpa tiene el Smartphone. Culpable de romper los
sueños, parejas y relaciones sociales, porque yo me he dado cuenta de algo
y es que vas a una sala de bailes,
discoteca o pub y lo único que brillan son las pantallas de los móviles, porque
os hablo con sinceridad… no brilla nada más que eso y bueno alguna que otra
nalga que asoma por debajo de esos “pantalones” si bien podríamos así.
Después lo sueños se rompen y las ganas de
vivir disminuyen mientras las gente que más queremos se van sin entender el porqué,
ni querer saber por qué a unos si y a otros no, o simplemente porque lo bueno
se van y los malos se quedan, un ¿POR QUÉ? Eterno al igual que los padres y
abuelos deberían serlo.
Es raro pero hay gente que ya no recuerda siquiera
su propio nombre, gente que paradójicamente después de ir al médico llegan a
casa peor de lo que iban o que van y jamás vuelven, Enfermedades…. PUTADAS y
perdonadme la expresión.
Y ahora gracias, por leer esta entrada que
hace revivir e intenta incentivar mi creatividad.
#porfinhevuelto